domingo, 27 de octubre de 2013

¡Qué buen idioma el mío!

Esta mañana he escuchado una notícia en rtve que informaba de un concurso de español organizado en China. A este concurso se ha presentado más de 300 participantes con el fin de demostrar su excelente dominio del español.

Tras ver dicha noticia me he planteado la siguiente pregunta: ¿por qué no valoramos lo que tenemos? Esta cuestión me ha hecho reflexionar sobre aspectos lingüísticos.

El español, la segunda lengua más hablada en el mundo y con unos 329 millones de hablantes, es nuestra lengua oficial, somos españoles nativos y no apreciamos lo que esto supone.

Fuera de España la gente se vuelve loca (puede que exagere) por aprender español y una vez dominado hacen un uso excelente de la lengua. Sin embargo, los españoles nos empeñamos en aprender otras lenguas como el inglés, alemán, francés, chino… y no le damos un uso correcto a la nuestra, ya que nos centramos en perfeccionar la entonación, ampliar el vocabulario, mejorar la gramática… de otras lenguas, pero seguimos sin saber hablar y escribir en español.

No estoy en contra de aprender nuevos idiomas, al contrario, cuanto más sepamos mejor, sólo intento reflexionar sobre nuestro comportamiento ante nuestra propia lengua. Estamos decididos a formar alumnos bilingües o trilingües, pero ¿qué papel ocupa el español dentro de esta educación? ¿Qué nivel de español enseñaremos?

Pienso que deberíamos ser consciente de la importancia que tiene nuestra lengua, como dijo un nobel de literatura:

Qué buen idioma el mío, qué buena lengua heredamos de los conquistadores torvos… Éstos andaban a zancadas por las tremendas cordilleras, por las Américas encrespadas, buscando patatas, butifarras, frijolitos, tabaco negro, oro, maíz, huevos fritos, con aquel apetito voraz que nunca más se ha visto en el mundo… Todo se lo tragaban, con religiones, pirámides, tribus, idolatrías iguales a las que ellos traían en sus grandes bolsas… Por donde pasaban quedaba arrasada la tierra… Pero a los bárbaros se les caían de la botas, de las barbas, de los yelmos, de las herraduras, como piedrecitas, las palabras luminosas que se quedaron aquí resplandecientes… El idioma. Salimos perdiendo… Salimos ganando… Se llevaron el oro y nos dejaron el oro… Se lo llevaron todo y nos dejaron todo… Nos dejaron las palabras. Neruda, Pablo (1974) Confieso que he vivido.

2 comentarios:

  1. Hola Ana I., a mi me ha pasado algo parecido cuando he visto la noticia hoy a medio día. En China aparecen programas de televisión en el que un considerable número de jóvenes luchan por ser "el chino que mejor habla español" mientras que en España las clases particulares o extra-escolares de chino tienen cada vez más protagonismo. Parece contradictorio, ¿verdad?
    Sin embargo, la realidad es que, por intereses de diversa naturaleza, los idiomas tienen períodos de auge, y según un reciente reportaje que leí en la revista "Muyinteresante", parece que el Chino y el Español serán los idiomas más hablados en unos años. Según un informe realizado por el Instituto Cervantes, en el 2030 el 7,5% de la población mundial será hispanohablante (un total de 535 millones de personas), porcentaje que destaca por encima del ruso (2,2%), del francés (1,4%) y del alemán (1,2%). Para entonces, solo el chino superará al español como grupo de hablantes de dominio nativo.

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  2. ¡Hola Ana!

    El tema de tu entrada me ha recordado a una entrevista a Claude Hagège en la cual reflexiona sobre la importancia de las lenguas (http://www.lexpress.fr/culture/livre/claude-hagege-imposer-sa-langue-c-est-imposer-sa-pensee_1098440.html). En este sentido, estoy de acuerdo con Patricia cuando afirma que las lenguas tienen períodos de auge y, como sabemos, normalmente esta importancia está vinculada con las grandes potencias económicas que dominan el mundo en cada momento.

    Así pues, un claro ejemplo es que hoy en día estamos obcecados en aprender inglés y nos olvidamos, como has comentado, que nuestra propia lengua es también importante. En realidad, ¿hay lenguas más extraordinarias que otras? Yo no lo creo, el problema es que el sistema a veces nos impide ver las cosas con claridad.

    ¡Me ha gustado tu reflexión y que nos hayas hecho recapacitar a nosotros también!

    Laura Ramos Marcillas

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